La Sala B, entregada a tope, como siempre
Pues ya estamos de vuelta, y pese a nuestros temores para
con la aerolínea Irlandesa cuyo dueño es un payaso integral, la verdad es que
el vuelo de ida fue bastante placido, en el de vuelta ya notamos algunas
turbulencias, pero era cosa del tiempo.
El viernes habíamos quedado Jorge y yo en el aeropuerto de
Bilbao, como digo el viaje fue correcto, llegamos al aeropuerto de Barcelona y
de allí a Sants en tren. Cuando llegamos nuestros compañeros ya iban por el
primer plato. Comimos allí todos juntos (véase, Naxo, Víctor, Fernandito, Ferrán,
Chema y nosotros dos) Tras almorzar, cogimos los bártulos y nos fuimos a tomar
algo en alguna terraza, allí se nos unió Aida, la tia con el gusto cinéfilo más
parecido a un tio que te puedes echar a la cara (esto es bueno). Mientras
charlábamos de cine y de las últimas producciones de Jesús Franco, las cervezas
y cafés pasaban volando. Un rato largo después, nos fuimos al Cex, una tienda de
segunda mano de películas, videojuegos y aparatos electrónicos, por cierto han
abierto una en Bilbao. Tras algunas compras por parte de mis amigos, nos
volvimos hacia Sants, y en concreto a las Cotxeras. Allí lo único que hicimos
el viernes fue sentarnos en una mesa de bar y charlar, charlar y charlar,
también saludamos y charlamos brevemente con algunas celebridades de Cotxeras,
como son James Wilson o Juan Carlos Gallardo. Antes de que empezáramos a sentir
hambre, apareció por allí Vicente, Super8ero de pro, y de todo lo que tenga que
ver con el celuloide. Para eso de las 23:30 salimos fuera a cenar un bocata y
luego nos fuimos a dormir. Aunque más bien valdría decir que fuimos a intentar
dormir, ya que los desplazados a Barcelona no dormimos mucho, no porque las
camas no fueran cómodas, seria por el no estar en tu cama o por la emoción del
viaje, vaya usted a saber.
Lean el AVT para saber porque llevamos esas cosas en la cabeza
El sábado a la mañana habíamos quedado para grabar
ciertos proyectos de los que os enterareis mejor por el AVT, pero lo que si os
voy a contar es que nos lo pasamos de cojones de bien. A los ya mencionados del
día anterior, se nos unió Javi de Sin Audiencia, y Fernandito causo baja quedándose
en casa. La sesión fue genial, reímos hasta casi las lágrimas con las
situaciones a grabar y todo fue muy fluido y fácil. Así da gusto, coño. Ese día volvimos a comer al mismo local que el día anterior
pero después decidimos ir a echarnos una siesta ya que la noche se presentaba
larga. Lo mismo que nos ocurrió la noche pasada nos paso para la siesta, que no
dormimos nada. Yo creo que como mucho dormiría 5 minutos, o puede que ni eso.
Como no habíamos quedado hasta las 19:00, Jorge comento que el probablemente se
levantaría pronto y saldría a ver si veía algún regalo para llevarle a su
preciosa hija. Yo como a las 17:30 ya estaba hasta los mismísimos de no dormir,
me levante y puse rumbo al Cex. El día anterior Fernandito me había dicho que
debía comprarme la edición especial de Mi vecino Totoro, y para allí iba.
Mientras andaba por las concurridas calles de Barcelona, decidí mandar un mensaje
a Jorge para que nos viéramos en el Cex, cuál fue mi sorpresa al descubrir que
Jorge aun andaba en el hostal y que él tampoco había dormido nada. Mientras yo
revisaba las películas y me hacía con Mi vecino Totoro, Jorge bajo hasta el
Cex. Pague, y salimos a ver si veíamos algo para nuestras respectivas
criaturas, pero el agobio de tanta gente en Eurekakids, hizo que desistiéramos
y nos dirigimos a la Maratón de Cotxeras, ya que ese día era el día grande.
Víctor Olid, Chema Ponce, James Wilson y servidor de ustedes
Allí nos encontramos con el resto de la troupe, incluyendo a
Fernandito. Dentro, en la Sala B, Naxo ya estaba realizando las pruebas de
imagen y sonido, dejando todo listo. Para nuestra sorpresa, antes del empiece
de la Maratón, había una charla en la Sala B, así que tuvimos que salir fuera.
Estuvimos en el patio hasta que termino dicha charla, y con todo listo, empezó la
Maratón. La sala principal estaba bastante llena, pero esto lo sé por las veces
que fuimos al bar o al baño, ya que lo que estuve lo pase en la Sala B (como
debe ser) La primera película fue una fiesta, Beverly Hill Vamp, de Fred Olen
Ray. Las risas del público y los acertados comentarios empezaban bien. Llegando
a su cenit en este film cuando en una escena de plano y contra plano, el
protagonista cambia su camisa. En un plano el público gritaba SURFISTA, por su
camisa hawaiana, y en el otro LEÑADOR, por su camisa a cuadros. Risas mil. Le seguía
la película sorpresa de la noche, Terroríficamente Muertos, que funciono
perfectamente como estaba planeado. Mención especial para el que grito TU
HIPOTECA TE LLAMA, o el STOP DESAHUCIOS, ambos gritos cuando la cabaña de la película
hacia acto de presencia. Y desgraciadamente para mí, yo ahí me quede. Tras
terminar la secuela de la obra maestra de Raimi, fuimos a cenar al bar de la maratón,
para entonces yo ya llevaba todo el día notando un escozor en la garganta, y
comerme el bocadillo fue un poco suplicio, no solo por el pantumaca, que les había
pedido que sin él pero como si oyeran llover, sino porque tragar era una
tortura. Para cuando me termine el bocata, además de la molestia en la garganta
y la tos, empecé a perder la voz, al hablar me salían gallos. Empecé a notar
algo de dolor de cabeza, y gracias Chema me tome un ibuprofeno que al menos
hizo que la cosa no fuera a más. Aun así, espere a que terminara la tercera película,
para poder despedirme de Naxo (que estuvo como un jabato al lado del
reproductor de VHSs de la sala al menos hasta la 4 película sin moverse de allí).
Así que para no destrozar mi salud, decidí ir a dormir al hostal. Me fastidio
tener que irme tan pronto (eran la 01:35) pero necesitaba estar más o menos
presentable al día siguiente, y es que tenía que estar con mi pequeña Ane para
que su madre se liberara un poco tras estar todo el fin de semana sola con ella
(y es que mi hija es muy movida) Todo hay que decirlo, no sé si sería que
estaba medio pocho o qué, pero esa noche dormí del tirón. Me desperté algo más
pronto de lo que tenía previsto, pero vamos, que por lo demás dormí muy bien, y
lo mejor de todo, la garganta no me molestaba mucho, solo tenía tos cada dos
por tres pero podía tragar mi propia saliva sin temor a sufrir
dolores.
El
domingo a la mañana, Jorge y yo habíamos quedado en la puerta del hostal, de ahí
a Sants y al aeropuerto. Llegamos a
Bilbao sin más novedad que un pequeño retraso de 15 minutos (y algunas turbulencias)
y listo. Otro año más que hemos estado en la Maratón de Cotxeras de Sants. Para
mi tiene el amargo sabor de haber sido el año que menos tiempo he estado en la Maratón,
pero solo por estar con los colegas se hace lo que sea. Que el año que viene
sea igual de buena que esta y que por dios no me pase nada, por si a caso iré
cargado de medicinas.
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