Ya he comentado en este blog lo que pienso de los motoristasy los ciclistas incívicos, pero ahora voy con un conductor de coche con el que
me he topado esta misma tarde. Un grandísimo hijo de puta, que no merece más
que alguna enfermedad larga y dolorosa (igual me estoy pasando, pero que es un imbécil,
eso sí que no se lo quita nadie)
Una calle de un solo sentido, con sitio para aparcar a los
dos lados. Veo que un coche pequeño rojo (ahora me arrepiento de no haberle
sacado una foto o quedarme con la matricula) parado en mitad de la calle. A la
izquierda suya, sitio como para aparcar un autobús, y a la derecha coches por
todos lados, incluso en un garaje, dos coches mal aparcados. Paro detrás de el,
le toco el claxon, no se mueve. Le vuelvo a tocar el claxon, sale un señor de
unos 50 y bastantes con gafas y bigote, se acerca a mi coche y yo bajo la
ventanilla. Me dice que quiere meterse a su garaje, y que hay dos coches en la
entrada y no puede entrar. Le digo que se ponga a la izquierda y siga tocando
el claxon él, que yo y mi mujer llegamos tarde a trabajar, el hijo de la gran
puta (porque no tiene otro nombre) dice, mientras se va para su coche, que él
no tiene prisa, que ya ha comido y que quiere aparcar e irse a su casa. Yo me
quedo a cuadros, pensando “Pero que pedazo de cabrón”. Miro por el retrovisor y
la cola ya es maja, llegando al cruce anterior. Veo que el conductor de la
furgoneta que está detrás de mí también esta fuera del coche. Salgo del mío y
me dirijo hacia el mamonazo, que ni siquiera baja la ventanilla porque se teme lo
que le viene encima.
Le vuelvo a decir que haga el favor de quitarse, que se eche
a un lado y nos deje pasar, abre un poquito la puerta, mientras tanto el chico
de la furgoneta, que llevaba una bandolera cruzada se acerca también. El hijo
de la gran puta dice que se ha gastado 7 millones en comprar el garaje y que él
no se quita de allí. Le espeto que es un payaso, y que ni yo ni los otros
conductores tenemos que hacerle el trabajo de meter presión a quien esta invadiendo
su entrada al garaje, que eso lo tiene que hacer el. Entonces veo que unos
moros, que salían de una tienda de ropa al por mayor, están ya metiéndose en
los coches que obstaculizan el paso al garaje, y es cuando el chico de la furgoneta
que estaba a mi lado, le dice, lo mismo que yo, que se aparte y que mire,
entonces se echa la mano a la bandolera. Como veo que los moros se marchan, le
digo al chico de la bandolera, que no se moleste, que ya se mueven y podremos
pasar. El chico de la bandolera es policía secreta, y en dicha bandolera
guardan la placa y la pistola. Lo se porque tengo un amigo que es secreta. No sé qué pensaba sacar, imagino que la placa,
aunque hubiese sido unas risas que hubiera sacado la pistola y ver al viejo cabrón
hijo de una perra (y que me perdonen las perras) mearse encima.
En fin, cuando me he puesto en marcha y he pasado al lado
del cabronazo este, he bajado la ventanilla y le he gritado: PAYASO. No sé qué
le habrán dicho los que venían detrás, pero menos bonito, seguro que de todo.
Hay que ser cabrón. Ojala se le pudra la polla y tenga que
mear por un tubito.
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