martes, marzo 16, 2010

Sonreír no hace daño


Por mi trabajo tengo que atender al publico, y como si de una lotería se tratase te puede entrar por la puerta la persona mas agradable del mundo, como algo que ni remotamente tendríamos que considerar como humano y si como engendro del demonio. De personas agradables no voy a comentar nada, no esta ahí "la gracia", pero si de esos seres despreciables que pueden ser algunas personas. Recientemente he tenido un par de encuentros, mejor dicho encontronazos, con dos "señoras" que debían de estar emparentadas con Atila, el carnicero de Boston y un teleoperador de esos que llaman a las 23:00 a tu casa.

Una de estas mujeres entro gritando por la puerta, ni siquiera dio tiempo a un "Buenos días" o a un "Por favor, sientese". Era una ametralladora humana, venia a decir lo que ya traia estudiado de casa, en el momento en el que pude meter baza y le explique lo erróneo de su discurso, se quedo sin argumentos pero no si volumen de voz y palabras que rebosaban por su boca. El otro caso es casi peor, es de estas personas que entra callada y con cara de mala leche, no sabes si es que ha tenido un problema o es que le ha pisado el pie alguien por la calle. Era mas educada que el primer caso, pero solo en teoría. Esa supuesta educción tratando de usted y con cierta superioridad es algo que saca de las casillas al mas pintado. Ese creerse que sabe mas que nadie (cuando realmente no saben de nada) y esa falta de seguridad en si misma, maquillada claro esta con prepotencia, es algo tan repelente que debería de estar multado. Al final no le pasaba nada a la señora, solo venia a preguntar, pero su actitud y su semblante no ayudan a la comunicación fluida.

Por todo esto, aconsejaría a estas personas que sonreír es gratis, que no hace daño y que ayuda a que las personas nos relacionemos de una forma mas sencilla, y sobre todo para que el resto del mundo no las tilden de "putas viejas de los cojones".
Solución barata

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