Corría el 2002, ese año en Sitges se presentaba Soulman de Chema Ponce e Historia de un Fanzine de Naxo Fiol. Como me une cierta amistad fraguada a través de los programas de Radio Sin Audiencia y de su libro de visitas (ídem de lo anterior del ya extinto programa y libro de Soulman) pues decidí irme para allí. No tenia nada pensado, ni donde dormiría, ni donde comería, ni que haría, pero tenia que ir a ver la presentación en sociedad de las dos películas. Así que cogi mi Ford Fiesta y a las 5 o 6 de la mañana me puse rumbo a Sitges. Había sacado la guía de viaje de Michelin o Campsa o alguna de estas, así que no tenia perdida, bueno casi, porque me salí una salida antes de la debida y tuve que hacer unos cuantos kilómetros por carretera general. Como yo llevaba ya varias horas de viaje y lo único que quería hacer era llegar, se me olvido que iba por una carretera de dos sentidos y en una de estas me pongo a adelantar tan ricamente en un cambio de rasante, cuando estoy apunto de rebasar al coche que adelantaba veo otro que se dirige hacia mi, así que pego frenazo y me vuelvo a meter en mi carril. Primer susto. Llego a Sitges, pero allí aun no había nadie, me siento en un banco y espero a que llegue alguien, pero el que llega es un señor mayor que se sienta a mi lado y me empieza a dar palique. Yo llevaba unas zapatillas muy cómodas a las que el señor me pregunta donde las he comprado, le explico que en un Eorski en Bilbao. Me dice que esta muy lejos para ir a comprárselas y al poco se levanta y se va. No se si será por que sabe que soy de Bilbao o simplemente sigue su paseo matutino, pero mientras no me raye el coche me parece bien que se marche.
A pocos minutos de empezar el pase aparecen Naxo y Chema, intercambiamos saludos y Naxo me entrega unos VHS con todos sus cortos mas antiguos (por cierto que aun las tengo y de vez en cuando me las pongo porque me lo paso teta) Después llegan los chicos de Sin Audiencia, a saber: Fernando, Jordi y Juan Carlos alias Elputowebmaster, y junto a ellos uno de los hermanos de Juan Carlos. Vemos las dos películas de rigor y al terminar la proyección todos juntos mas unos cuantos amigos y conocidos de los artistas, así como algunos de los actores también, nos vamos a tomar una caña en un bar. Allí charlo animosamente con Fernandito sobre manga y cultura japonesa , pero llega la hora de comer y esta gente no se mueve. Así que los chicos de Sin Audiencia y yo nos vamos a comer a un chino. Deglutimos la comida y nos ponemos a repartir flyers del programa (yo toda la puta vida les he llamado folletos) como veo que nos acercamos al parking donde había dejado el coche y mi cuerpo me empieza a pedir retirada me despido de los amigos y pongo rumbo Bilbao.
Serian las 17:00 mas o menos, y acababa de empezar mi odisea. Al poco de pasar Lleida me paro a echar gasolina, pero cual es mi sorpresa al no poder abrir el deposito. Lo intentamos por activa y por pasiva, tanto yo como el chico de la gasolinera y no hay forma. Así que llamo a la grúa. Allí mismo lo intenta el hombre de la grúa pero no hay manera, me dice que tenemos que llevar el coche al taller que esta un par de pueblecitos mas abajo, además como era sábado la mayoría de los talleres estaba cerrado. Llegamos al taller, otro señor (yo creo que ya jubilado o a puntito) lo intenta de mil y una forma, pero no hay manera, así que al final me dice que no queda mas solución que utilizar el taladro para destrozar la tapa del deposito. Adelante le digo, y lo consigue si, pero me destroza no solo la tapa sino también el tubo que va hacia el deposito, el cual va enganchado en la carrocería, pero que en mi caso iba dando botes. En fin, con el tubo del deposito colgando y un trapo haciendo de tapa continuo mi viaje. No lo sabia pero esto era bastante peligroso, ya que el trapo aunque no tocaba la gasolina si se impregna de los gases de la misma y una chipa que tocara el trapo podía hacer que aquello saltara por los aires. Pero no acabaron aquí mis penurias, se puso a llover. El trapo se mojaba, yo rezaba porque no lo suficiente como para que el agua entrara al deposito, porque aunque de mecánica no controlo mucho no creo que sea bueno mezclar agua y gasolina, mas que nada porque el motor podría pararse o vaya usted a saber.
Finalmente llego a Bilbao, pero decido quedarme a dormir en casa de Judith. Como llegue a eso de las 23:00 y vivía en una zona muy céntrica no había sitio, así que decido dejarlo aparcado en una plaza donde estaba llena de coches , pero donde esta prohibido aparcar. A la mañana siguiente me despierto a eso de las 9 de la mañana, me acerco a la ventana y allí esta mi coche, perfecto sin problemas. Me vuelvo a la cama porque la paliza del día anterior había sido antológica. Cuando me levanto definitivamente, serian las 12 o así, miro por la venta y mi coche no esta, se lo había llevado la grúa. Ahora tocaba coger un taxi para ir al deposito, pagar el arrastre (la multa ya se encargarían de quitármela de la cuenta) y volver para casa.
La verdad es que lo pase muy bien en Sitges, pero es que cada vez que salgo de viaje me tiene que pasar algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario