Me habia quedado en que una noche hicimos acampada al raso. El mando nos dijo que teniamos cinco minutos para prepararnos un refugio con el poncho, pero la zona en la que estabamos, aparte de estar llena de pedruscos enormes, y estar completamente a oscuras hizo que ni me lo planteara. Saque el saco de la mochila, y tal y como estaba, usando el macuto de almohada, me meti a intentar dormir. No pegaria ojo mas de dos horas en trocitos de 20 minutos, y eso con suerte. El frio no dejaba dormir a gusto, las piedras que se clavan en el culo tampoco, y el gracioso del Capitan que anteriormente nos habia separado en dos grupos y tenia pensado hacer un ataque a la noche, tampoco dejaba dormir.
Fueron varias las veces que se dio la voz de alarma en nuestro campamento, por llamarlo de alguna manera. Si bien las dos primeras sali del saco con el Cetme preparado (eso si, con el seguro puesto y el primer cartucho de fogueo) a partir de la tercera decidi que si nos iban a atacar que lo hicieran, ya me despertaria cuando alguien me diera un pisoton o me despertara el sargento para meterme cinco dias de arresto. No paso ni lo uno ni lo otro. Cuando serian las 6:30 o 7:00 nos levantamos, nos juntamos los dos grupos y nos llevaron hasta una zona donde estaba la cocina de campaña que nos daria un pequeño pero caliente y reconstituyente desayuno. Nunca en mi vida habia sentido tanto frio, y ademas notaba el frio en los huesos. Esto fue por no hacerme el refugio con el poncho, ya que todo el rocio de la mañana estaba por encima de mi saco de dormir y claro, de ahí mi frio.
Con caras de zombie y el cuerpo molido nos dirigimos al cuartel, al menos ese dia nos dejaron un poco a nuestro aire y pudimos descansar, pero la gracieta del Capitan de sacarnos por la noche y hacernos dormir al raso no se olvida, no señor.
Dos cosas a destacar, nos teniamos que meter en el saco con el Cetme, no solo por la humedad, sino porque si se te perdia o te lo robaban, te caia un paquete bien grande, no recuerdo si incluso habia penas de prision militar en este caso. Otra cosilla es que no os recomiendo dormir con botas al raso. Si alguien me hubiese pisado el pie, probablemente habria perdido un par de dos, dios que frio solo de recordarlo.
2 comentarios:
la carátula, todo un clásico, el militar cortapapas. saludos Aratz
Lo de dormir con un arma da cierto canguelo. casi mas que el frio pero bueno...
Por cierto Xeta ¿Tambien estas por aqui? Curioso, me alegro de verte
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